Recuerdos de Hemingway en La Habana
Los seguidores de la obra del escritor y periodista Ernest Hemingway se reunirán en La Habana entre los días 18 y 21 de junio, para intercambiar apreciaciones acerca de su quehacer literario, al igual que para presentar las más recientes investigaciones, que en el ámbito de las letras y de la vida del autor norteamericano, se han venido produciendo.
El autor de "Adiós a las armas", "Por quién doblan las campanas" o "El Viejo y el mar", por sólo citar algunos títulos de su vasta carrera literaria, vivió en Cuba durante más de 21 años.
Al aniversario 110 de su natalicio y a los 70 de su establecimiento en la Isla estarán dedicados el Coloquio, evento que según la Presidenta Ejecutiva, Ada Rosa Alfonso, pretende recordar el legado histórico que el escritor dejó en Cuba.
Hemingway, más conocido por el merecido epíteto de "El Dios de Bronce de la literatura norteamericana", al llegar a París en 1923 comenzó a rodearse por aquellos escritores pertenecientes a la llamada "generación perdida", entre los que se encontraban el poeta Ezra Pound, el novelista Scott Fitzgerald, mundialmente conocido por su obra El Gran Gatsby, la autora de Orlando: Virginia Woolf y John Dos Passos, el creador de El Paralelo 42.
Si bien sus primeros trabajos pasaron desapercibidos para los editores, su estilo pronto daría muestras de luces en 1925, año en que los norteamericanos lo descubrieron al salir publicada su primera novela "Fiesta".
Después de dos años, Hemingway escribe una de sus más importantes novelas: "Adiós a las armas". Basada en su experiencia en la guerra, el autor se sume en cierto estilo autobiográfico para relatar una historia de amor entre un soldado y una enfermera, tomando a la Primera Guerra Mundial como escenario histórico, y a Italia como lugar geográfico.
Aunque durante la conflagración, Hemingway participó en carácter de conductor de ambulancias de la Cruz Roja, debido a un defecto en su ojo izquierdo que le impidió luchar en el Frente, esa realidad no le impidió crear el personaje del idealista soldado Frederick Henry.
Lo cierto es, que cuando el escritor fue herido por la artillería austriaca en las piernas, y tras caminar 40 metros en ese estado con una rodilla rota por demás, llevando sobre sus hombros a un soldado italiano para ponerse a salvo, conoció a una enfermera; recuerdos a los que apeló para narrar la historia de su novela.
Posteriormente aparecerían otros títulos como "Muerte en la tarde", "Las verdes colinas de África", "Tener o no tener", hasta concebir otro de sus textos clave en el estudio de su obra: "Por quién doblan las campanas".
En esta ocasión, alejado del individualismo que según los estudiosos, había caracterizado su período creativo anterior, Hemingway se adentra en la lucha de los republicanos en la Guerra Civil Española.
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, y con su participación directa en la conflagración, siendo uno de los primeros soldados en entrar a París, no vuelve a escribir hasta 1950 cuando sale a la luz "Al otro lado del río y entre los árboles".
En 1954, el autor recibiría el Premio Nobel de Literatura, por su obra completa, justo un año después de haber merecido el Pulitzer por "El Viejo y el mar", historia de ficción que narra el conflicto de un pescador cubano que intenta hacer presa a un pez aguja.
Acudir a Hemingway sigue siendo, más que necesario, imprescindible. Su quehacer literario lo ha situado entre los nombres que conforman los grandes genios de las letras de todos los tiempos, motivo por lo que cada año los estudiosos y seguidores de su obra se reúnen en el Hotel Ambos Mundos, de la capital cubana, para releer e interpretar la obra del "Dios de Bronce de la literatura norteamericana". (Sarahí García Contreras / Tomado del Boletín Cubarte).
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