Podría ser una mañana cualquiera de un día cualquiera. Lastimosamente nunca anoté la fecha, pero estoy seguro que ocurrió a principios de los 2000's. Cumplía un encargo ordinario relativo a mi labor en aquella época: trabajaba en la Redacción Digital de la Página Web de Radio Cadena Agramonte (RCA) y me dirigía con alguna encomienda a la estación de la Plaza de los Trabajadores, en la ciudad de Camagüey. El encuentro que tuve esa mañana convertiría la jornada en extraordinaria, para mí, claro.
Mientras me acercaba, veía a una mujer madura y a un joven conversando justo al frente de la puerta de entrada a Radio Camagüey, a un costado de la la emisora RCA. Al acercarme más no tuve dudas que aquella mujer era nada más y nada menos que Juana Bacallao; conversaba animadamente con un trabajador de la Planta, al que, por más que me esfuerzo, no logro recordar, de seguro por el impacto que la imagen de una leyenda como ella provocó en mí.
Aunque traté de aparentar normalidad por elemental educación, y pasar desapercibido a su lado, de repente ella se abalanzó sobre mi sin darme tiempo a reaccionar, aunque no creo que, de haberlo tenido, la hubiera esquivado, y abrazándome, me besó en la mejilla, diciéndome: "Mi niño, cómo tú estás, quería verte". Al percatarse de mi perplejidad, pues me quedé de una pieza al preguntarme de dónde me podía conocer aquella estrella del arte, rápidamente se dio cuenta de su error y me dijo: "Disculpa, te confundí con el locutor..." y miró al joven con quien conversaba segundos antes, él le ayudo a terminar la frase "... Zapiraín".
-Ese, exclamó ella, y me estrechó la mano al tiempo que me regalaba una de las sonrisas que más he disfrutado en mi vida.
Tímidamente y en un susurro me despedí y entré como un rayo en la emisora, todavía sin dar crédito a lo que me había sucedido.
A los pocos días pensé redactar una crónica y publicarla en la página web de RCA, mas por alguna misteriosa razón no lo hice, aun cuando algunas personas, incluido mi padre, me animaron a ello.
Pasados los años, quizás dos o tres, sentí el deseo otra vez, ya tenía blog propio y trabajaba en el Centro de Información del Turismo (CEDITUR), de la en aquel entonces Escuela de Hotelería y Turismo "Hermanos Gómez" (FORMATUR), actual Centro de Capacitación del MINTUR. Comencé a elaborar en mi mente una crónica parecida a esta y elegí el título, pero otra vez jamás la escribí.
No se los motivos pero solo hoy me animé a sentarme y redactarla, quizás no es tan emotiva como pudo haberlo sido en aquel entonces, pero lo que sí puedo asegurar, es que el recuerdo de aquel día ha permanecido en mi durante todos estos años y seguirá allí hasta el final de mi vida.
No siempre, o mejor, casi nunca, se tiene la oportunidad de recibir un beso y un abrazo de una leyenda viva.
Camagüey, 14 de junio de 2021
4:27 p.m.
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